pequeñeces

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viernes. casi media noche pleno invierno, al lado del río. el frío congeló un momento del partido. en los entrenamientos no suele haber festejos los goles son sin redes, el referí un compañero el orsai sólo es orsai si es evidente, y todos son sinceros titulares y suplentes se mezclan en el juego en prácticas así no suele haber festejos; pero hubo una excepción, de chilena y de lejos, dio en el palo y entró, y todos aplaudieron gestos de asombro y sonrisas, hasta en el propio arquero llegué a sentir pudor… y sonreí con ellos caminaba hacia mi arco, con la vista en el suelo los aplausos seguían y algún grito de aliento ni yo podía creer cómo lo había hecho cuando sobre mis hombros, se colgó, para siempre, tu recuerdo te llevé como a un niño, hasta llegar al medio sabiendo que eras vos, por tu peso ligero un gol de entrenamiento, como un instante eterno esa noche te fuiste, por voluntad del viento que a veces me confiesa, su amistad con el tiempo yo aún siento en mi espalda, las alas de tu vuelo

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